Con la Navidad llegan los regalos, las decoraciones y, por supuesto, las celebraciones familiares regadas con comida y bebida. Estas fechas son propicias para los excesos en la alimentación. El consumo de alimentos en grandes cantidades provoca, además de la temida ganancia de peso, un sobreesfuerzo del aparato digestivo, que puede dar lugar a problemas de ardor, acidez, pesadez, flatulencia, hinchazón abdominal y digestiones lentas y pesadas.
Esta sobrecarga digestiva agota el organismo y se produce una sensación de decaimiento, fatiga y cansancio, de tal modo, que el tono vital disminuye. Las consecuencias de los excesos en estas fechas pueden provocar, además, aumento del colesterol, enfermedades hepáticas, desequilibrios metabólicos y descompensaciones de la tensión arterial o la diabetes.
Para evitar esta situación, hemos elaborado una lista de consejos a seguir de cara a preparar estas cenas y comidas, con trucos para controlar la ingesta excesiva de comida o alcohol, así como prácticas saludables:
1. Utilizar platos pequeños para controlar las raciones: la clave para disfrutar de las comidas navideñas es comer con moderación, por lo que el primer ‘mandamiento para estos días es no excederse en las cantidades. Cuando comemos más alimentos de los que el cuerpo necesita, se almacenan como grasa. Es importante dejar de comer cuando el estómago esté un 70-80% lleno y satisfecho. Al terminar de comer, hay que sentirse bien y con energía, no abotargado.
En las cenas de Navidad es muy habitual que, además de los platos principales, haya multitud de entrantes, que ya pueden suponer en sí mismos una comida completa, puesto que además suelen incluir tanto vegetales, como carbohidratos o proteínas. Es conveniente utilizar platos pequeños para controlar las raciones del menú principal, ya sea pescado, carne, un guiso, etc. De lo contrario, es muy sencillo llegar al postre (que no suele faltar tampoco en estas fechas, sin contar turrones y demás) con la sensación de haber comido ya demasiado.
2. Diseñar un menú equilibrado: en las celebraciones abusamos de las grasas saturadas (frituras, embutidos, quesos, carnes rojas, dulces navideños…) o tomamos más alcohol que de costumbre. Esto sobrecarga nuestro hígado causando malestar digestivo, dolores de cabeza y mal humor.
La Navidad suele ser un periodo del año en el que solemos dar rienda suelta a nuestros deseos culinarios y buscamos comer todos nuestros platos favoritos de golpe o lo que nos solemos ‘prohibir’ a lo largo del año. Pero recuerda: todo en exceso es malo. Planifica el menú, consume alimentos con grasa insaturada (aceite de oliva, frutos secos, semillas, pescado azul) y reduce los alimentos que llevan grasas saturadas (embutidos, quesos grasos, mantequilla…), dando prioridad a los alimentos de origen vegetal y eligiendo preferiblemente carnes o pescados poco grasos como plato principal. También es importante sustituir las salsas industriales por salsas caseras y vinagretas y evitar los postres industriales.
3. No beber demasiado y no olvidar el agua: en estas fechas es más sencillo que nunca pensar antes en comer, que en beber. Si no nos hidratamos correctamente, habrá más propensión a comer en exceso durante todo el día. También tendemos a sustituir el agua por bebidas alcohólicas o refrescos industriales, con un alto contenido en azúcar y/o colorantes, saborizantes y conservantes artificiales. Al consumir agua, ayudamos al cuerpo a liberar toxinas y movilizar la grasa del cuerpo, tan necesario durante estas fechas navideñas en las que solemos comer más dulces y beber alcohol.
En paralelo, es importante recordar que los líquidos en exceso diluyen los jugos gástricos y dificultan la digestión, por lo que es conveniente reducir al mínimo aquellos que son perjudiciales para el organismo.
4. Consumir alimentos depurativos y reducir la sal: es conveniente aumentar el consumo de alimentos que tengan un efecto depurativo y alcalinizante como sopas, caldos y purés de verduras y hortalizas. También se pueden añadir especias y algas a los platos, ya que así necesitarán menos cantidad de sal y se enriquecerán sus propiedades depurativas.
Es importante aumentar la ingesta de fibra comiendo cereales integrales, verduras, legumbres y frutas, porque ayudan a eliminar y proporcionan sensación de saciedad. También acompañar los platos principales con ensaladas, brotes y vegetales crudos (endivias, achicoria, escarola, rúcula, germinado de fenogreco…) o fermentados (chucrut), ya que contienen gran cantidad de enzimas digestivas que ayudarán a tener una mejor digestión.
Además de aumentar la ingesta de estos alimentos, también podemos beneficiarnos de la ayuda de complementos alimenticios depurativos, como el extracto fluido concentrado de ajo negro, un elixir inigualable para ayudar al proceso digestivo y a depurar los excesos, ideal para prepararse antes, durante y después de las fiestas adoptando este hábito saludable de cuidarnos cada día. Si también tenemos dificultad para digerir las grasas, además del extracto fluido concentrado de ajo negro en gotas, nos pueden ayudar los extractos de plantas como la alcachofera, el boldo o el diente de león.
5. Utilizar infusiones para ayudar a la digestión: además de beber más agua, es conveniente tener en cuenta otras bebidas que pueden ayudar a tener mejores digestiones. Después de comer se puede tomar una infusión con una mezcla de plantas digestivas, como manzanilla, melisa, anís, hinojo, menta, jengibre fresco o regaliz… En casos excepcionales, después de las comidas más indigestas se pueden tomar suplementos de enzimas digestivas (por ejemplo de piña y papaya), pero no se debe abusar para que el organismo no pierda la capacidad de producirlas. Si aparece acidez o ardor de estómago, podemos tomar jugo de patata cruda o una cucharadita de arcilla blanca disuelta en un poco de agua.
6. Planificar actividad, pero sin olvidar el reposo: es importante no olvidar la actividad física durante estas fiestas. Planificar paseos y excursiones los fines de semana y festivos durante la Navidad ayudarán a que nuestro cuerpo se mantenga activo y consuma calorías que después, sin ninguna duda, vamos a recuperar en las copiosas comidas. Sin embargo, no debemos olvidarnos del reposo cuando comamos. “Después de comer, ni un sobre leer”, reza el dicho popular. Es recomendable no hacer ninguna actividad después de comer para no entorpecer la digestión, por lo que lo mejor es reposar un mínimo de 15 minutos tras la comida.
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